Un nuevo estudio a gran escala ha revelado que los genes que heredamos al nacer desempeñan un papel mucho más importante en el cáncer de lo que se creía anteriormente, influyendo no sólo en cómo se forman y crecen los tumores, sino también en cómo responden al tratamiento.
A diferencia de la mayoría de las investigaciones sobre el cáncer que se centran en las mutaciones adquiridas a lo largo de la vida, este estudio exploró millones de variantes genéticas y sus efectos sobre la actividad proteica en los tumores. Estos hallazgos podrían cambiar la forma en que diagnosticamos y tratamos el cáncer al tener en cuenta los antecedentes genéticos únicos de cada persona, no sólo las mutaciones en el tumor. Este es un paso hacia una atención oncológica verdaderamente personalizada e integral.
La genética y los posibles efectos del cáncer
Un nuevo estudio internacional dirigido por investigadores de la Escuela de Medicina Icahn del Monte Sinaí, en colaboración con el Consorcio de Proteómica Tumoral Clínica (CPTAC) del Instituto Nacional del Cáncer, ha revelado que los genes que heredamos al nacer, llamados variantes genéticas de la línea germinal, juegan un papel mucho más importante en el cáncer de lo que se reconocía anteriormente.
Este es el primer estudio que muestra cómo millones de diferencias genéticas heredadas pueden influir en la actividad de miles de proteínas dentro de los tumores. Al analizar datos de más de 1.000 pacientes con 10 tipos diferentes de cáncer, los investigadores descubrieron que el ADN heredado de una persona puede determinar cómo progresa el cáncer en su cuerpo.

Estos conocimientos podrían cambiar la forma en que se trata el cáncer. Actualmente, la mayoría de los tratamientos están guiados por mutaciones genéticas encontradas en el propio tumor. Este estudio sugiere que tener más en cuenta los antecedentes genéticos heredados del paciente podría mejorar la forma en que se diagnostica el cáncer, se evalúa el riesgo y se eligen las opciones de tratamiento.
“ Todos llevamos una combinación única de variaciones genéticas desde el nacimiento, y estas diferencias genéticas dan forma silenciosamente a cómo funcionan nuestras células a lo largo de nuestras vidas ”, dijo la coautora del estudio Zeynep H. Gümüş, PhD, profesora asociada de Genética y Ciencias del Genoma en la Facultad de Medicina Icahn. Estos conocimientos genéticos pueden desempeñar un papel activo en la formación y el crecimiento de los tumores, e incluso en su respuesta al tratamiento. Esto abre nuevas posibilidades para adaptar la atención oncológica no solo al tumor en sí, sino también a la composición genética subyacente del paciente .
De las mutaciones somáticas a la variación genética
Hasta la fecha, la mayoría de las investigaciones sobre el cáncer se han centrado en las mutaciones somáticas, cambios que ocurren en las células a lo largo de la vida de una persona. Pero las variantes genéticas de la línea germinal superan en gran número a las mutaciones somáticas, y su influencia en el cáncer no se comprende bien.
Para realizar el estudio, los investigadores utilizaron una técnica avanzada llamada peptidómica de precisión, que les permitió examinar cómo mutaciones genéticas específicas modulan la estructura, la estabilidad y la función de las proteínas en las células cancerosas. Al mapear más de 330.000 variantes genéticas codificantes de proteínas, el equipo descubrió cómo estas diferencias genéticas pueden alterar la actividad de las proteínas, influir en la expresión genética e incluso determinar la forma en que los tumores interactúan con el sistema inmunológico.
El estudio sugiere que los cambios de ADN heredados pueden influir en cómo se expresan los genes y cómo se producen y regulan las proteínas (impulsores clave del comportamiento canceroso) en los tumores. Estas variaciones ayudan a explicar parte de las amplias diferencias que los médicos ven en cómo aparecen los cánceres, progresan y responden a diferentes tratamientos.
Este estudio se suma a la creciente evidencia de que el tratamiento personalizado del cáncer debe tener en cuenta no sólo las mutaciones del tumor sino también los antecedentes genéticos de la persona. Sin embargo, los investigadores advierten que los hallazgos del estudio se basan en datos de un grupo de pacientes de ascendencia predominantemente europea y que se necesita más investigación para garantizar que estos conocimientos se apliquen a poblaciones multiétnicas.